TORMENTA EN ARIZONA (1956) de Joseph Kane:


Tim Mallory es un vaquero tolerante que es confundido con un pistolero famoso tras matarle por una disputa por una deuda de juego. Así se inicia este film entretenido en el que,antes de que se pueda aclarar el malentendido, el protagonista cae en manos de un grupo de funcionarios locales corruptos, que tienen la intención de arrebatar el control de una mina de plata valiosa de su legítima dueña, Fay Warren. Durante un tiempo, parece como si el "bueno" es en realidad uno de los villanos, pero las apariencias engañan.

Si algo se upede destacar de Joseph Kane es su prolífica obra como director, productor, editor y guionista en el cine y en particular en el género del  western. Hoy muy poco recordado, a la hora de realizar cualquier historiografía del cine del Oeste, precisaría al menos una mera mención, por su tarea ligada a los extremos más formularios de la Republic Pictures, y que proporcionó al western decenas de exponentes, dirigiendo a estrellas tan emblemáticas como John Wayne, y otros representantes más exóticos, como el inefable y cantarín Roy Rogers o Gene Autry. Con todos ellos, alberga una filmografía que supera ampliamente el centenar de largometrajes, casi todos ellos de exiguo presupuesto, escasa duración y nulas pretensiones, insertos como complementos de programa doble. Obras de escaso fuste, previsiblemente, que apenas se encuentran disponibles más que en pequeños registros digitales, y del que, como en el caso de cineastas paralelos como Lesley Selander o William Whitney, quizá en algún momento cabría brindar una mirada, cuanto menos representativa.

THUNDER OVER ARIZONA (1956) es un western en el que una confusión de identidad servirá como catalizador para luchar contra la trama de corrupción que se cierne en una pequeña localidad. El film tiene en el protagónico principal a Skip Homeier (1930 – 2017), por entonces un joven intérprete que se encontraba en el mejor momento, para encarnar dentro del cine del Oeste y el noir, una competente galería de roles secundarios caracterizados por su villanía o sus rasgos esquizoides. Su propia complexión física –rubio, con una mirada punitiva y un físico afilado-, lo facilitaron para encarnar esos seres convulsos, con los que pasará en la pequeña gran galería de característicos de su tiempo.

Homeier encarna en esta película, uno de sus escasísimos protagónicos. Se trata de Tim Mallory, un joven cowboy del que conocemos sus intenciones, que en una taberna se encuentra con un violento pistolero –Shotgun Kelly (Georges Keymas)-, al que ha ganado a las cartas. Anteriormente, la película se ha centrado en una localidad de Arizona, donde hemos contemplado el enfrentamiento vivido en torno al veteranísimo propietario de una mina, que es asesinado por el comisario de la población, poco antes de que el hijo del ejecutado elimine a dicho marshall. Todo obedecerá a un plan urdido por el mayor Ervin Plummen (el eterno villano de mejilla marcada, George Mccready), siempre ayudado por su fiel amigo Hal Stiles (Wallace Ford), aunque levemente crítico con las ideas del primero.  Plummen ha contactado con Kelly para que efectúe ese trabajo para arrebatar la mina a los descendientes del eliminado Warren, en especial de su combativa hija Fay (Kristine Miller). Por medio de una azarosa circunstancia, Mallory será percibido en la localidad como Kelly –y es algo que en la película en modo alguno quedará revestido de credibilidad-, integrando al joven cowboy en el entorno del avieso Plummen, hasta que en el primer encuentro que tenga con Fay, su inclinación se dirija hacia el colectivo perseguido e incluso acosado.

A partir de estas sencillas premisas, se desarrolla una atractiva producción, que transita por la configuración del serie B. THUNDER OVER ARIZONA suma escenas de acción, mensaje familiar, duelos de pistola, destreza a caballo, tomas paisajísticas y la idea del orden y la ley por sobre todo (típico del western). Merece destacarse la destreza en la utilización de exteriores rocosos, la extraña personalidad que Homeier brinda a su personaje ciertas secuencias malsanas a las que someten al mismo –el apresamiento que sufre, siendo maniatado y reducido-.

 

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